Difícil comienzo de año para la economía francesa
París (awp/afp) – La moral de los hogares sigue deprimida en Francia a pesar de una ligera moderación de la inflación, informó este miércoles el INSEE, en un contexto en el que particulares y profesionales se verán afectados a principios de 2023 por el aumento de los precios de la electricidad energía y dónde es probable que sufra el consumo, según los economistas.
“Los hogares sienten esta crisis como una crisis muy grave y se puede sentir en la forma en que consumen”, dijo Mathieu Plane, subdirector del departamento de análisis y pronóstico del Observatorio Francés de las Condiciones Económicas (OFCE).
En diciembre, un índice que resume la opinión de los hogares sobre su situación económica y la del país cayó un punto a 82 y se mantiene por debajo de su promedio de largo plazo de 100, según el Instituto Nacional de Estadística.
“En términos de nivel de vida en Francia, estamos casi en un mínimo histórico desde la década de 1970”, subraya Mathieu Plane.
En particular, la propensión a ahorrar se mantiene por encima de su promedio de largo plazo, una señal de aprensión de los hogares por el futuro.
“Tenemos un método de ahorro precautorio construido para los que pueden”, explicó Plane, y agregó que los 180 mil millones de euros de exceso de ahorro acumulado durante la crisis de Covid-19 no fueron absorbidos, por lo que el gobierno cuenta con eso para impulsar consumo, principal componente del producto interior bruto (PIB) y por tanto principal motor del crecimiento.
La moral de los hogares alcanzó un mínimo histórico en julio de 2022. Desde entonces, ha aumentado ligeramente y no ha empeorado, ayudada por una caída en los temores de desempleo.
“Ya no hay pesimismo sobre lo que sucederá mañana”, dijo Philippe Waechter, economista de Ostrum Asset Management. Sin embargo, “es un poco pronto para pensar que (la moral de los hogares) puede empezar a subir significativamente, estamos en una fase de estabilización”.
Los hogares siguen preocupados por la inflación futura, aunque el aumento de los precios al consumidor se redujo levemente entre noviembre y diciembre, pasando del 6,2% al 5,9% en el año, según una estimación preliminar del ‘Insee.
De hecho, el Instituto Nacional de Estadística espera que la inflación aumente aún más y alcance un máximo del 7 % en enero o febrero, antes de comenzar un descenso lento a partir de marzo.
No hay espiral inflacionaria
Para los particulares, enero estará especialmente marcado por el fin del descuento de carburantes de 10 céntimos el litro y la subida del 15% del precio del gas regulado, cuando la electricidad aumentará un 15% en febrero.
Para las empresas que no están protegidas por este escudo tarifario que limita la subida de los precios de la energía, las subidas que cobran los proveedores son en ocasiones muy cuantiosas y llevan a algunos gremios, el panadero a la cabeza, a gritar desastre. Predicen un aumento de las quiebras y piden una acción gubernamental más decisiva.
“Hay una explosión en los precios de la electricidad y el gas con la que es difícil vivir para miles de empresarios, pero son capaces”, sin embargo, dijo el miércoles a France Inter el ministro de Economía, Bruno Le Maire. “Es difícil, los apoyamos, pero no voy a dejar que se diga que vendrá acompañado de una ola de cierres, quiebras, porque no es así”, agregó.
Más allá de la energía, “no estamos en una espiral inflacionaria”, explica Mathieu Plane: los salarios no suben tan rápido como la inflación y las subidas de precios siguen siendo moderadas en los servicios (2,9% en diciembre en un año).
Los servicios representan casi la mitad del consumo de los hogares. Los productos alimenticios, cuyo incremento alcanzó el 12,1% interanual en diciembre y noviembre, representaron solo una sexta parte del total, mientras que la energía, cuyos precios se dispararon un 15,1% respecto a diciembre de 2021, representa menos del 10%.
“En un mundo con relativa estabilidad geopolítica y sin nuevos choques energéticos o crisis sanitarias golpeando las cadenas productivas, deberíamos ver una disminución de la inflación a lo largo del año, especialmente a partir del segundo semestre”, analiza el economista de la OFCE.
dpa/al