¿Prohibir ciertos anuncios para consumir mejor? ¡Los franceses están de acuerdo!

Cambiar el modelo consumista ante la emergencia climática.

En los últimos años, transición ecológica y RSC se han convertido en palabras clave dentro de empresas y administraciones. En la mente de los ciudadanos franceses, esto se traduce específicamente en el deseo de participar en el cambio al tener un impacto más positivo en su entorno (acciones diarias, compras, consumo, etc.).

El 2020 y su crisis sanitaria mundial sirvió de llamada de atención para unos y de confirmación para otros: la emergencia climática ya está aquí, sus primeros efectos son visibles y sus causas ya conocidas. Retos que hay que afrontar a través de un cambio profundo y estructural y por tanto un cambio radical de nuestro modelo social. Es lo que se desprende de los últimos estudios de ADEME (Agencia para el Medio Ambiente y la Gestión de la Energía): los franceses buscan reformar el software económico y político, pero paradójicamente siguen anclados en un modelo consumista.

Conciencia y pesimismo

En este período de crisis económica, alimentada por la guerra de Ucrania, el clima sigue siendo una de las principales preocupaciones de los franceses: así, la subida de los precios aparece como “una preocupación a un nivel sin precedentes (+30 pts en comparación con 2021)“, pero “la amenaza del clima sigue presente en la mente de las personas. El medio ambiente sigue siendo el segundo tema más importante en Francia.

Para 2022, el 81% cree que el calentamiento global es causado por actividades humanas (este es el nivel más alto jamás alcanzado). La incertidumbre sobre las causas del desorden climático se ha reducido del 49% en 2001 al 18% en 2022”, informa la Agencia de Transición Ecológica. Si no es el momento de posponer la realidad del cambio climático y sus causas, los franceses no son optimistas sobre las consecuencias que tendrá a más o menos largo plazo en su -modo de- vida. Hay que decir que el 51 % de los franceses dicen que “a menudo o a veces” han sufrido los efectos del cambio climático en sus vidas (en 2015 eran solo el 27 %). El 62% cree que “Necesitamos cambiar significativamente nuestro estilo de vida” para superar este desafío. Y si bien la innovación siempre se valora como una solución milagrosa a –casi– todo, solo el 11% cree que “el progreso técnico permitirá encontrar soluciones”.

Empresas y autoridades públicas esperan

Los franceses no esperaron a ver a sus ministros llevar pañuelos y Damart a actuar sobre su consumo energético, pero tampoco esperaban menos actuación por parte de empresas y autoridades públicas:

– El 67% opta por “bajar la temperatura de su casa dos o tres grados en invierno o limitar el aire acondicionado a 26°C” frente a menos de la mitad de los encuestados hasta 2017;
– 53% dice “consumen menos” (+15 pts vs 2017);
– 51% limita su consumo de carne (+9 pts vs 2017);
– 49% limita sus compras de nuevos productos;
– El 42% prefiere de segunda mano o de segunda mano
– El 24 % preferiría alquilar o pedir prestado que comprar.

Como informamos en mayo, el 76% dice estar actuando a favor de un consumo más responsable (+4 pts respecto a 2021) según el barómetro Consumo Responsable GreenFlex-ADEME.

Cambios diarios que inspiran a los franceses a cambiar sus vidas, sobre todo su modelo económico y, por lo tanto, su sociedad. ¿En el consumismo?

En 2022, el 78% de los franceses expresó el deseo de ver un cambio en la sociedad (+5 puntos en comparación con 2021)… radical para el 40% de ellos. Según el barómetro GreenFlex-ADEME, el 93% quiere revisar parcial o totalmente el sistema económico y acabar con el mito del crecimiento sin fin. Al 83% le gustaría vivir en una sociedad donde el consumo ocupe menos espacio. Pero sus deseos entran en conflicto con la realidad. Los franceses se sienten “prisioneros” de la sociedad en la que viven y de estímulos cotidianos como el exceso de pedidos para consumir: el 90% piensa que vivimos en una sociedad que empuja a los que compramos habitualmente.

Por lo tanto, “el consumo exacerba los órdenes conflictivos en los que se desenvuelve el francésseñala el establecimiento público. La publicidad, las ofertas promocionales, la moda, los avances tecnológicos les empujan a renovar rápidamente sus productos y fomentar el consumo. (…) El 85% considera que las empresas y las marcas fomentan el consumo excesivo y el 89% que los anuncios utilizan técnicas para fomentar un mayor consumo. El 20% de los encuestados dice que tiene dificultad para resistirse a los incentivos comerciales.

De acuerdo con la Ley del Clima y la Sostenibilidad, el 83 % de los franceses piensa que se debería prohibir la publicidad de productos con un fuerte impacto medioambiental y el 82 % que se debería hacer más comunicación sobre productos sostenibles (fuente GreenFlex-ADEME). Para hacer frente, los franceses esperan que las empresas y las autoridades públicas les ayuden a consumir de forma más responsable cambiando su oferta y precio para democratizarlo: el 65 % siente que el “consumo responsable” es demasiado caro y el 68 % considera que con los productos que ofrecen hoy, las empresas y sus marcas no les ayudan a consumir responsablemente. La mayoría (79%) de los franceses quieren productos iguales a los que consumen pero en su lado “responsable”. También creen que consumir mejor significa consumir menos residuos. 34% coste de productos con etiqueta ecológica, éticos, locales, menos contaminantes.

Los franceses se dicen a sí mismos “dispuestos a aceptar cambios importantes en su estilo de vida siempre que sean compartidos equitativamente entre todos los miembros de la sociedad (para el 67%) y que se decidan en conjunto (41%). Entonces, para los franceses, el desafío es comprometerse en una estrategia a largo plazo, compartida colectivamente y socialmente justa.

Tomando el ejemplo de la gestión de Covid, los franceses están haciendo campaña por decisiones políticas más horizontales. Así, el 84 % quiere que el mismo método desplegado contra el Covid-19 se utilice en la lucha contra el calentamiento global (frente al 77 % de los encuestados en mayo de 2020 y al 81 % en 2021). Las fuertes medidas políticas no les asustan (imposición al transporte aéreo en un 67% y vehículos que más gases de efecto invernadero emiten en un 63%).

¿Qué utopía para mañana?

Se exploran tres sistemas utópicos”,sin ser nombrado”, en forma de propuestas que describen sus diferentes vertientes: la utopía ecológica, la utopía de la seguridad y finalmente la utopía tecnoliberal, explica ADEME. Es la primera que gana más apoyos (51%), seguida de la utopía de la seguridad y finalmente muy por detrás, con un 11% la utopía tecno-liberal.

ADEME también señaló que “el porcentaje de encuestados que mostró preferencia por la utopía ecológica disminuye significativamente con la edad, mientras que aumenta por la utopía identitaria-seguridad”. “La encuesta muestra que elementos específicos de las tres utopías pueden lograr consenso entre la población francesa y encontrar un proyecto de futuro unificador: la adhesión al principio de libertad y derechos individuales, el deseo de seguridad, el apetito de proximidad (tanto a través de la reubicación de los actividades y mediante consumos más arraigados en los territorios), la ralentización de los ritmos de vida, “consumiendo menos pero mejor””.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *