Alemania debe duplicar su flota
Ve rápido. El canciller alemán Olaf Scholz inauguró la segunda terminal flotante de gas natural licuado (GNL) en el puerto de Lubmin, en el mar Báltico, el sábado 14 de enero. Operado por TotalEnergies, este buque tiene una capacidad de regasificación anual de 5.000 millones de metros cúbicos, suficiente para cubrir alrededor del 5 % de la demanda alemana.
A mediados de diciembre, Olaf Scholz inauguró la primera terminal flotante, en Wilhemshaven, en el Mar del Norte, también gestionada por el grupo francés, que pasa a ser “uno de los principales proveedores de GNL en Alemania”, según su nota de prensa. También se debe nombrar otro a fin de mes en Brunsbuettel, en la desembocadura del Elba.
Tres nuevas terminales flotantes seguirán en el año en Alemania, luego de que las obras de construcción se llevaran a cabo sin carga gracias a los miles de millones de euros liberados por el gobierno, que también aprobó una ley que reduce los retrasos administrativos para la construcción de estas instalaciones.
Una vez que las seis estén operativas, deberían abastecer un tercio de las necesidades de gas del país. Según el gobierno, algunos de estos deberían convertirse en terminales terrestres permanentes a partir de 2026.
Superar la intermitencia de las renovables
Porque la adicción de los alemanes al gas sigue más fuerte que nunca, a pesar del paulatino cese de los envíos de gas a Rusia, principalmente a través del gasoducto Nordstream 1, que representaba más de la mitad del suministro del país antes de la guerra en Ucrania. Su doble, Nordstream 2, que iba a operar este año, fue saboteado en gran medida en septiembre.
Según un informe publicado a principios de enero por la Agencia Federal de Redes, la autoridad que regula el sector, Alemania debería casi duplicar la capacidad de sus centrales eléctricas a gas (actualmente 27,5 GW) con una contribución de 17 a 21 GW en el 2025- 2031 para cubrir sus necesidades de electricidad. Se construirán varias docenas de unidades nuevas.
Si bien la meta oficial es generar el 80% de la electricidad a partir de fuentes renovables para fines de la década, se tratará de asegurar el 20% restante con gas, porque el país debe detenerse ahí tanto en el uso de carbón y energía nuclear.
Un aumento de la huella de carbono
Con tanta energía renovable, también se debe utilizar gas para garantizar la estabilidad y fiabilidad de la red. Por la noche, cuando no hay sol y en días sin viento (que suelen ser muy fríos), las plantas también funcionarán a pleno rendimiento para satisfacer la demanda. Claramente, Alemania está optando por las energías renovables y el gas, que no lo están haciendo tan bien en términos de emisiones.
Que, según la web Electricity Map, Alemania tiene una intensidad de carbono de 419 g de CO2 por Kwh, el lunes 16 de enero a las 10 horas, con producción eléctrica incluida en un 60% renovable. En Francia, gracias a la energía nuclear, la intensidad de carbono de la electricidad producida es… 60 g de CO2 por KWh, con un 36% renovable.
Peligros ambientales
Ante esta situación, Alemania no tiene otra salida que recurrir al GNL, que llegará concretamente de Estados Unidos y los emiratos del Golfo. Pero la cuestión ambiental está planteada y permanece sin respuesta por ahora. A tal punto que el tema empieza a ser debatido en el país, especialmente con la llegada masiva de gas de esquisto desde la costa este de América.
Para algunos movimientos ambientalistas, la píldora es difícil de tragar, especialmente porque apenas creen en las promesas del gobierno de convertir rápidamente estas terminales de gas a hidrógeno.
Porque la huella de carbono del gas de esquisto estadounidense no es buena. Según la empresa Carbone 4, su extracción por sí sola supone un 40% más de emisiones respecto a la extracción convencional. “El extremo superior de la huella de carbono del GNL de EE. UU. equivale al 85 % de las emisiones de carbón por la misma cantidad de energía consumida”, Se enfatiza el estudio. Entre el gas noruego u holandés y el gas de esquisto estadounidense, las emisiones de carbono varían de 1 a 10.