héroes Economía de François, Dubosq: “Estamos llamados a actuar”.

Llegando a Asís y centrándose en algunos temas importantes de su compromiso, maduraba en su corazón una convicción: “No tomamos el camino equivocado cuando nos ponemos de acuerdo para confiar los unos en los otros”. Así vivió Clémence Dubosq, de 34 años, la “economía de François”, que también espera utilizar como responsable de prácticas en Ceras (Centro de investigación y acción social), Una institución jesuita al norte de París: “Mi camino profesional ha sido guiado por el hecho de que soy creyente. Pero creo que, en el pasado, las cuestiones económicas siguieron siendo un pequeño tabú en la Iglesia. También por eso encuentro atractivo el llamamiento del Papa. Nos pide que reflexionemos, como cristianos, sobre el tipo de economía a la que podemos aspirar. Y sobre todo está dedicado a nosotros, a la juventud”.

Para él, poner el modelo de San Francisco de Asís en el centro del evento fue un poderoso catalizador de reflexión: “Las actividades franciscanas continúan siendo proféticas. Pienso, por ejemplo, en estar cerca de los pobres y de los enfermos. François tenía una libertad de pensamiento de la que podemos inspirarnos en nuestra vida diaria. Para nuestra juventud, palabras como creación, alabanza, vida y muerte resuenan hoy de manera especial, tanto en nuestras preocupaciones como en nuestras aspiraciones. Esto lo vemos en la crisis ecológica, donde vemos una debilidad que no es un rechazo a la belleza, sino un acercamiento entre las dimensiones de la vida y la muerte. Por lo tanto, en St. Francisco, encontraremos un ejemplo que nos permita profundizar cada nuevo camino”.

Desde estos días en Asís, Clémence también mantuvo una dimensión muy internacional: “Felizmente me encontré con tantos jóvenes de otros continentes, como muchos latinoamericanos o africanos. Con las mismas preguntas que compartir, los mismos escollos que superar, une y muchos otros. Fueron tantos encuentros que me hicieron pensar mucho en la página evangélica de la visita de María a Isabel, en el sentido de que descubrí otros rostros de la Iglesia. En particular, algunas formas muy audaces de participar concretamente en la vida social y profesional. Por ejemplo, me gustó escuchar la voz de los jóvenes brasileños que están dispuestos a escuchar a los más pobres y usar eso para tratar de cambiar la economía. Sentí una libertad y una fuerza extraordinarias, por ejemplo durante las discusiones con los cubanos”.

En el mensaje del papa Francisco, Clemencia encontró las claves para continuar su camino con más determinación: “En palabras sencillas, no ocultó las disfunciones del sistema capitalista que hemos construido, pero sobre todo hizo un llamado a que depende de nosotros actuar, sin retroceder. Sus palabras me tocaron mucho”.

En cuanto al estilo a utilizar en su compromiso profesional, a Clémence le impactó profundamente un símbolo: “La figura del centinela, presente también en Asís en clave artística, es también importante para inspirar la acción del día a día. Ser un centinela es aprender a testimoniar y por tanto comunicar lo que se vive en cada país. Aun siendo profesionales en una economía emergente, ¿cómo es posible alimentar la esperanza sin abrir los ojos a lo que nos rodea? Eso nos permite aprender a tomar la palabra ajena, por ejemplo, siendo conscientes del daño que nuestra economía actual puede causar en tantos rincones del mundo, es decir, abrir los ojos a la oscuridad y a la noche, pero también a cada pequeña joya emergente, a acompañar su apertura”.

A su regreso, Clémence se dio cuenta de que el impulso de los Assises seguía traspasando fronteras: “También en Francia, entre los que participaron en esos días, veo un movimiento de jóvenes en movimiento con el deseo de construir algo nuevo, creando eventos como festivales u otras oportunidades de encuentro. En Asís, muchos de nosotros hemos encontrado o reconocido lo que nos da la vida”.

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